Ubicada en el centro del territorio de la Argentina, esta provincia es popularmente conocida como “el corazón del país”. Enmarcada por sierras, ríos y lagunas, muestra un perfecto equilibrio entre naturaleza y urbe, aventura e historia. Desde su capital, también llamada Córdoba, segunda ciudad en importancia del país, todos los caminos conducen a la frescura de los ríos serranos, la calma de las lagunas, el verde de las sierras y el latido de la historia que, aquí, vive en cada rincón.
En Córdoba es posible amanecer con el cálido sol de la ciudad y escuchar una de las tantas campanas que dan la voz de bienvenida a un nuevo día. Antes que el ritmo cotidiano marque el pulso de la urbe, las callecitas invitan a recorrer la histórica Manzana Jesuítica, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. Aquí los muros hablan de las misiones jesuíticas que llegaron a estas tierras hacia el 1599.
Desde la ciudad capital las distancias se acortan y en poco tiempo es posible estar en medio de la naturaleza y de paisajes culturales únicos como Colonia
Caroya, Jesús María, Villa Carlos Paz, Alta Gracia, Capilla del Monte, el Cerro Uritorco, Cerro Colorado y el Valle de Calamuchita. Con la compañía de buenos mates y el folklore característico de la región, se emprende viaje tierra adentro, para descubrir los latidos del corazón del país. Mientras las sierras se acercan a destino, el sabor de los embutidos caseros y los vinos artesanales obligan a parar en una de las pequeñas localidades que escoltan la ruta. La temperatura asciende y el verde de las bajas montañas esconde un sinfín de actividades para disfrutar hasta que baja el sol. La adrenalina se refresca en uno de los tantos ríos y lagunas de agua cristalina de la provincia, donde es posible sumergirse en el silencio de la tarde que antecede un cielo de infinitas estrellas y, por qué no, preparar el equipo para pescar durante un par de horas.
Por la noche, las luces de las peñas iluminan las calles y todos brindan luego de una intensa jornada. En bares y peñas, los cordobeses alegran la velada con su característico humor e invitan otro trago para la próxima visita.
ARG / LIM
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