Pocas plazas públicas tienen 440 años de historia, y menos en América, como la Alameda Central. Lugar de encuentro ciudadano desde la época de la colonia.
Aquí llegó el ejército que proclamó la independencia. También fue ocupado por el ejército de EUA durante unos meses, los líderes de la revolución mexicana llegaron también y, desde entonces, esta plaza ha sido lugar de manifestaciones políticas, mercadillos callejeros, bailes de domingo y todo tipo de actividades sociales. Por todo ello, así como por su ubicación estratégica se convierte en el lugar por donde comenzar a descubrir la capital mexicana.
Un descubrimiento que puede comenzar en el Museo Mural Diego Rivera, ubicado en el extremo de la Alameda Central más cercano a la avenida de la Reforma. Allí se conserva uno del los murales más famosos de Diego Rivera, "Sueño de una tarde dominical en la Alameda", creado originalmente para el Hotel Prado se trasladó a este recinto tras el terremoto de 1986.
En un mural el pintor plasma la historia de México desde Hernán Cortés hasta la revolución, incluyendo a los principales personajes de la historia mexicana. Es recomendable comprar el folleto informativo en la entrada o contratar a un guía para extraer todo su significado.
A la salida de este museo, sobre todo si es un sábado o día festivo, nos daremos cuenta que muchas cosas han cambiado en México desde que Diego pintó el mural, pero no todas. La Alameda, sobre todo los fines de semana, sigue siendo el lugar de encuentro.
En la misma puerta del museo, como si estuviéramos en un pequeño pueblo del interior de México, se suelen reunir señores a jugar ajedrez. Y si se visita en fin de semana la plaza estará llena de puestos de artesanías y vendedores de "chicharrones" (cortezas de cerdo), elote (mazorca de maíz cocida) y otros platillos típicos mexicanos. No será raro también escuchar bandas de música tocando y locales bailando el sábado y el domingo. El universo que Diego reflejó en su mural parece que vive aún en esta zona de la capital mexicana.
Justo en el otro extremo de la Alameda, se ubica el Teatro de Bellas Artes, el más conocido y bello de la ciudad de México, que hace las funciones de un auténtico museo al estar recubiertas sus paredes de las obras de los mejores muralistas mexicanos. Orozco, Siqueiros, Rufino Tamayo pintaron aquí. También se encuentra una réplica del mural que Diego Rivera pintó en el Rockfeller Center de NY.
Y entre medias, en todo el espacio central, árboles, flores, bancos y decenas de esculturas de artistas del comienzo de siglo XX recuerdan unos años en los que la Ciudad de México fue la capital cultural del mundo hispano, con sus avances políticos y sociales. Desde esta zona central suele salir un "tranvía-bus" que por 50 pesos ofrece visitas guiadas de 45 minutos por el Centro Histórico.
LIM






























