Una madre, Fátima, cuida a su hijo herido, Said, en la ciudad de Sanaa, Yemen. La imagen es despojada: no se sabe si es un hospital o una casa, pero ella contiene el dolor de su hijo tras su velo.
La fotografía, de austero dramatismo, fue la ganadora como mejor foto del año del concurso World Press Photo 2012, y pertenece al español Samuel Aranda, un corresponsal autodidacta que le ha tocado cubrir la llamada Primavera árabe, el levantamiento popular de varios países de la región.
"Ese momento era de mucho caos, mucha confusión", cuenta Aranda. "Me llamó la atención la escena de Fátima que cuida a su hijo, la sensación de tranquilidad que ella refleja", cuenta Aranda sobre la imagen ganadora y que fue publicada por el New York Times.
La World Press Photo es el concurso de fotoperiodismo más importante del mundo, y cada año, luego de su premiación, se realiza una exposición itinerante por 105 ciudades del mundo.
Sobre el trabajo de los fotoperiodistas, Aranda dice que es un trabajo que ha sido idealizado en exceso, como su supuesto gusto por la adrenalina y el peligro que ha retratado el cine. "(El famoso periodista Ryszard) Kapucinski decía que los cínicos no sirven en este oficio. No hay que poner barreras, hay que creer en la gente. Yo no soy un kamikaze, trabajo con la mayor conciencia posible, y no me gusta la adrenalina.
La fotografía, de austero dramatismo, fue la ganadora como mejor foto del año del concurso World Press Photo 2012, y pertenece al español Samuel Aranda, un corresponsal autodidacta que le ha tocado cubrir la llamada Primavera árabe, el levantamiento popular de varios países de la región.
"Ese momento era de mucho caos, mucha confusión", cuenta Aranda. "Me llamó la atención la escena de Fátima que cuida a su hijo, la sensación de tranquilidad que ella refleja", cuenta Aranda sobre la imagen ganadora y que fue publicada por el New York Times.
La World Press Photo es el concurso de fotoperiodismo más importante del mundo, y cada año, luego de su premiación, se realiza una exposición itinerante por 105 ciudades del mundo.
Sobre el trabajo de los fotoperiodistas, Aranda dice que es un trabajo que ha sido idealizado en exceso, como su supuesto gusto por la adrenalina y el peligro que ha retratado el cine. "(El famoso periodista Ryszard) Kapucinski decía que los cínicos no sirven en este oficio. No hay que poner barreras, hay que creer en la gente. Yo no soy un kamikaze, trabajo con la mayor conciencia posible, y no me gusta la adrenalina.
El peligro es algo inherente a la profesión, esto lo elegimos nosotros, va de la mano. Yo estoy un poco en contra de la idealizacion, lo importante es la gente que fotografiamos, no es justo poner el foco en nosotros ni en el peligro que tenemos", sostiene el fotógrafo.


















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